Corsi e Ricorsi: lucha laboral femenina.

By Claudia Cabrera Morales

Corsi e Ricorsi es una expresión italiana que hace alusión a que la historia no avanza de manera lineal, impulsada por el progreso, sino que adopta forma de ciclos que se repiten, lo que implica siempre la existencia de avances y retrocesos; una espiral en la que todo regresa. Debe entenderse que; no todo regresa de la misma manera, sino que es un volver a un punto que se creyó en un instante superado, solo que ahora puede ser visto desde una nueva perspectiva.

Los movimientos históricos de las sociedades poseen forma de espirales, las idas y las vueltas, se reencuentran, se entremezclan, resurgen o desaparecen.

Entendemos que en la infinidad de nuestra historia nadie tiene la última palabra y ningún periodo histórico es el definitivo.Y así pareciese que la historia nos envuelve nuevamente en un nuevo punto en el que han vuelto a resurgir luchas que se creyeron acalladas, pero que hoy se han retomado con más fuerza.

En la actualidad globalizante y moderna, muchos de los derechos sociales que las mujeres reivindicaron en antaño continúan vigentes. Si bien, nuestra realidad es de una libertad que nuestras antecesoras jamás tuvieron, nuestras nuevas opresiones y desigualdades nos vuelven a desafiar como actoras sociales.

Luego que la gran brecha de la esfera pública fue superada por las sufragistas y se nos reconoció como personas cívicas en esta sociedad, ha sido una cuesta arriba el reconstruir los caminos, oportunidades y alternativas que se nos ofrece. Hoy, principalmente por el mercado.

Y es que el mercado laboral, dictaminado por la ley de oferta y demanda, ha dicho que la mitad de la población, representada por las mujeres, es una fuerza de trabajo necesaria para que la producción y la economía sigan éste nuevo ciclo para que se conquiste el gran esperado desarrollo.

Así las cosas, el boom de la inserción femenina al mundo laboral llegó a cambiar varias de las dinámicas sociales, familiares, laborales, culturales y económicas; pero más que ser una gran victoria para las mujeres ha sido una nueva lucha constante, cotidiana y agotadora para la mayoría de nosotras. Desigualdad de sueldos, dificultades para acceder a puestos de poder y toma de decisiones, discriminación, acoso, falta de leyes que ayuden a compatibilizar las dinámicas reproductivas y de cuidados, doble y triple jornadas de trabajo.

Estamos en un punto en el que si bien existe un porcentaje enorme de mujeres con títulos universitarios, compatibilizar el trabajo doméstico, la vida y lo laboral no te deja horas en el día.

Y es así como en las mujeres recaen horas interminables de trabajo. Más aún cuando se es madre soltera y más aún cuando existe pobreza. Y es que las oportunidades o alternativas que el mercado laboral le está dejando a la diversidad de mujeres es que o se trabaja o se es madre, o se es madre y se trabaja de manera informal, vulnerable e invisiblemente, o nos sometemos a lo que se nos permite alcanzar o nos remitimos a no ser parte de lo social.

Hoy la presión de las mujeres por lograr compatibilizarlo todo es una de las grandes problemáticas sociales. ¿Y será que somos las mujeres quienes debemos reinventarnos para encajar en este limitado espacio que la sociedad y el sistema económico nos entrega? ¿O deberíamos repensar el funcionamiento de estos marcos institucionales[1] que nos rigen?  Hemos visto la historia en un constante vaivén, como la marea que baja y sube, la teoría de corsi e recorsi nos dice que la humanidad avanza y retrocede, pero cada retroceso dispara con ímpetu la siguiente etapa, que tampoco será definitiva y volverá a retroceder; lo que nunca dijo Giambattista Vico, cuando acuño esta frase, fue que esta historia recurrente solo la hemos aprendido desde la experiencia de los hombres.

Puede que este nuevo punto de partida ahora lo contemos las mujeres, cada vez tenemos más medios para repensar esta historia, reflexionarla y romper con el curso de los sucesos.