By Amanda Valenzuela Valenzuela
Si bien tenía muchas posibilidades de temas para escribir en esta columna, siempre es mejor escribir sobre lo que está rondando tu cabeza en el momento. Por ello, postergo la escritura de varias temáticas vinculadas al bienestar social para enfocarme a un tema más del ámbito académico: La tortura de producir un manuscrito y conseguir publicarlo en una revista científica.
Escribir el manuscrito, en verdad, no es la parte difícil, pero es el paso uno. Sí, necesitas concentración, dedicación y optar por usar muchos de tus tiempos muertos en el proceso de lectura-escritura, en vez de realizar actividades de ocio o descanso. El tener alguna figura (sea un recordatorio del calendario del celular, un profesor guía, un jefe o una persona cercana) pidiendo avances semanales es aconsejable, puesto que el ser humano funciona mejor bajo presión. Ordenar los famosos papers también es conveniente. Tener un sistema para no perder las fuentes de las citaciones o parafraseos es, más que deseable, necesario. Pero todo esto es sencillo, y, finalmente, depende de la fuerza de voluntad y perseverancia del autor.
El siguiente paso es elegir a qué revista se enviará tu manuscrito. Con esto viene todo el juego de buscar aquella revista que esté indexada (es decir, que “denota alta calidad y ha sido listada en alguna base de datos de consulta mundial”, de acuerdo a EcuRed, 2013), bien puntuada (porque en la carrera académica las revistas tienen métricas, como el factor de impacto, y eso afecta en determinados momentos de tu carrera), que aborde el tema del cual escribiste el artículo y que esté aceptando artículos en ese momento. Esto aún queda al control del autor.
Ya encontrada y seleccionada la revista, llega la hora de revisar sus lineamientos. En este tercer paso, es cuando ruegas que la revista utilice el mismo sistema de citación que tú utilizaste (APA, Vancouver, Chicago, MLA, etc.). Si es el mismo, felicidades, te ahorraste el arreglar cada cita de tu artículo. Además, tienes que confirmar que tu artículo cumpla con requisitos como el número de palabras o caracteres, las secciones, el tipo de letra, interlineado, etc. Si bien se sigue una normativa ajena, esto sigue quedando a control del autor.
El cuarto paso es el ansiado envío del artículo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esto no es simplemente adjuntar el archivo en un correo y firmar “saludos cordiales”. Generalmente, cada autor del artículo debe llenar un formulario de autoría, y de cesión de derechos. En otras ocasiones, el envío incluye el ingreso a una plataforma online en la cual deben llenarse todos los campos solicitados (en adición al anexar todos los formularios escaneados). También hay revistas en las cuales piden cierta cantidad de dinero para revisar tu artículo. Todo esto es un tanto engorroso, pero con un poco de concentración (y, en algunos casos, un poco de dinero) puede resolverse.
Completado el paso anterior, ya has enviado tu artículo a una revista indexada, y debería llegarte el correo de “artículo recibido para evaluación”. ¡Felicidades! No obstante, ahora llegaste al paso cinco, que requerirá de toda tu paciencia: Esperar el correo con comentarios del equipo evaluador.
Si eres un estudiante de pregrado que quiere mejorar su futuro currículum, esperar unos cuantos meses para el correo de rechazo o aceptación-si-arreglas-todo-lo-que-comentamos no es nada terrible. Si estudias un posgrado cuyo requisito de titulación es tener la carta de “artículo recibido”, tampoco es realmente problemático. Pero si cursas un posgrado con requisito de tener al menos uno o dos artículos científicos aceptados, puede que estés en problemas. También lo estás si eres un docente universitario cuyo cargo depende de sus publicaciones, o que requiere de cierto número de publicaciones para recibir fondos de proyectos o tesistas (“publish or perish”, dicen por ahí). En el área de ciencias de la salud, las esperas son relativamente cortas, rondando los 30 días hábiles. En ciencias sociales, las esperas son mayores, incluso de un año o más. Por otro lado, las revistas de alto prestigio (Nature, Science), tienen tiempos de espera de 4 años. Y no son 30 días/un año/4 años para que tu artículo esté publicado, sino que es el tiempo que esperas para saber si tu artículo tiene la posibilidad de ser publicado o si fue rechazado. Por otro lado, las revistas exigen exclusividad, por lo cual tu artículo no puede ser enviado a revisión a ninguna revista hasta que se haya completado el proceso con la revista original, por lo cual quedas en stand-by hasta nuevo aviso.
Asumiendo que todo haya ido bien, lograste llegar al paso seis: Revisar las correcciones. Estas son enviadas anónimamente por el equipo evaluador que te haya asignado la revista. Y aquí es cuando tu artículo, en el cual trabajaste una determinada cantidad de tiempo, recibe brutales correcciones. Hay veces que los evaluadores realmente quieren mejorar tu trabajo, y son correcciones que tú también habías pensado. Hay otras veces en que pareciera que el evaluador quería escribir tu artículo, y va a modificarlo hasta que se asemeje a su autoría. En este paso lo aconsejable es tragarse el orgullo y re-redactar, re-editar, y re-corregir todo lo que te comentaron. Se puede intentar argumentar el rechazo de algunos cambios en la carta de respuesta (esa instancia en la cual amablemente debes decir que muchas gracias por las correcciones que arruinaron tu artículo), pero por lo general es mejor editar el artículo y ser libre prontamente. El paso siete corresponde a la respuesta final: La primera opción, es que aceptaron tus correcciones y el artículo está oficialmente aceptado para ser publicado. ¡Felicidades! La segunda opción, es que tu artículo aún requiere un par de modificaciones, que puedes enviar de nuevo al equipo evaluador. Y la tercera opción, es la más terrible: Artículo rechazado. En este caso, debe volverse al paso número dos, y aguantar todas las nuevas esperas, evaluaciones y correcciones. Buena suerte.