Energías renovables ¿qué podemos esperar en el futuro?

By Flavio Ñanco Ñanco.

Cuando analizamos el crecimiento de la población y el desarrollo económico durante el siglo pasado y el actual, inevitablemente el resultado fue de un aumento del consumo total de energía proveniente de diferentes fuentes, especialmente de origen fósil.  Esta creciente demanda energética debe ser un tema importante en la planificación gubernamental para un soporte correcto de la infraestructura económica de cada país. En este sentido, es importante fomentar el desarrollo de fuentes renovables como alternativa de suministro sostenible de energía para el futuro y como medio de diversificación de la matriz energética de cada país. A partir de lo anterior, si consideramos el paradigma en la última década, se tiene que la generación renovable para electricidad ha ido en aumento y tenemos que en el 2015 su cuota mundial fue del 23% y se prevé que para el 2022 llegará al 30% (1), indicando que el porcentaje restante seguirá siendo combustible fósil. No obstante, la sociedad en general a sido capaz de entender los problemas ambientales y el cambio climático cada vez es más evidente. En esta línea, la unión europea a logrado entender el escenario futuro y se ha dado cuenta que las grandes generadoras eléctricas no son los únicos que deben asumir el soporte de cambio, si no que la ciudadanía consciente de su necesidad energética y de su impacto ambiental, es una pieza clave de acción.  Es por esto que en los últimos años han incentivado la puesta en marcha de tecnología de autoconsumo de ERNC y el impacto es notorio en el caso de Alemania (2), quien a podido alcanzar el 87% de su energía consumida a partir de ERNC.

Frente a este cambio globalizado, tenemos que Chile al estar inserto en una economía y política global por su participación OCDE, queda sujeto a evaluaciones y comparaciones constantes de sus políticas, que lo obliga a estar en una mejora continua. Resultado de esto, en el año 2014 dio a conocer la agenda energética 2050 (3), con el objetivo de formular una política de largo plazo que cuente con validación social, política y técnica. El principal resultado que se espera con esta agenda, es contar con un 70% de generación de su energía utilizando fuentes renovables para el año 2050. También se espera una disminución de costos por cada kWh en el cliente final y que estos, también puedan generar e inyectar energía al sistema eléctrico nacional. Por lo tanto, las políticas públicas que hoy se adopten, tendrán una incidencia directa en el cumplimiento de la meta que nuestro país ha puesto en su ruta energética hacia el futuro de corto y largo plazo.

Pero recordemos que estas palabras bonitas, deben ir acompañada del respaldo de la sustentabilidad, que básicamente nos dice que no basta solamente con tener un proyecto económicamente viable, también se debe tener en equilibrio las condiciones ambientales y sociales. En tal caso, sabemos que estos sistemas tendrán una baja en los costos de producción, lograrán seguridad energética y ambientalmente mitigarán emisiones contaminantes, entonces nos queda reflexionar sobre el escenario social. Sí o sí el cliente final tendrá que pagar menos, pero intentemos ver más allá e imaginemos aquellas familias que viven perdidos en la cordillera o bien, aquellos que gobiernan una isla hacia el sur del territorio continental, ¿cree ud. que tienen electricidad el 100% del tiempo? es más ¿cree ud. que tienen conexión eléctrica?, lamentablemente la respuesta es “no” para ambas preguntas. En este contexto, los beneficios de las ERNC trasciende de lo económico y en el caso de nuestra larga y accidentada geografía, permitirá una conexión eléctrica total en cualquier punto geográfico. Finalmente tenemos que las energías renovables son tecnología que de forma concreta ayudará a solucionar en el corto y mediano plazo un problema social de conectividad, minimizando impactos ambientales en lugares en donde no queremos una termoeléctrica a carbón o eliminando el uso intensivo de leña para calefacción.

Sabemos que el futuro es incierto en algunas cosas y como bien dije, las decisiones que hoy se tomen tendrán una repercusión futura en el aprovechamiento de nuestros recursos. Por eso quiero pensar en que algún día podremos elegir para nuestro hogar, entre tener un sistema de generación eléctrica propia o elegir al proveedor de esta, en función del menor costo horario y si esta proviene de combustible fósil o energía renovable, y claro, todo esto desde la comodidad de mi smartphone de turno, mientras viajo rumbo al trabajo o casa en una “Mini Verde” impulsada por electricidad.