¿Qué niños o niñas primero?

Los discursos sobre infancia con repetidos slogans como “los niños primero” han acaparado la atención mediática debido al supuesto adoctrinamiento de la ideología de género. Sin embargo, me gustaría ahondar un poco más en el real interés por resguardar la crianza y niñez. En ese sentido, quiero referirme a dos situaciones que demuestran la nula preocupación por la crianza e infancia mapuche. El caso de Lorenza y Sayen, caso extremo de vulneración de derechos, y el trauma post tortura del adolescente M.A.P.C que acompañaba a Camilo Catrillanca.

Lorenza Cayuhan antes de ser apresada se desenvolvía como dirigente de su comunidad Mawidache de Alto Antiquina, colectividad que ha trabajado arduamente por la recuperación de los predios de Volterra, actualmente en manos de la Forestal Arauco y Mininco.

El traspaso de propiedad ancestral a grupos Matte y Angelini ocurrió durante dictadura, quienes amparados en legislaciones de tierras de aptitud forestal ejercieron la expropiación, dejando de lado la cosmovisión de las comunidades mapuches. Cabe mencionar que la negativa no sólo se basa en la vulneración de la cultura, sino también en la generación de escasez hídrica acompañada de problemas de salud en la población.

En este contexto, Lorenza es detenida en diciembre de 2015 por una acusación de un testigo encubierto o sin rostro de un supuesto robo (hacha, cámara, cooler y una motosierra) a una empresa que presta servicios a la Forestal Arauco. A pesar de los incontables cuestionamientos internacionales por la figura del “testigo sin rostro” Chile hace caso omiso y judicializó el caso, dando una condena de 5 años y 61 días a Lorenza.

La sentencia llegó cuando Lorenza tenía 4 meses de embarazo, al pasar el tiempo comienza a tener complicaciones que no fueron atendidas por gendarmería, sino hasta la casi pérdida de su hija Sayen. El 12 de octubre fue trasladada al Hospital Regional de Concepción, durante todo el trayecto e ingreso a la sala de parto estuvo engrillada.

La gravedad de la lamien incitó que fuera trasladada a la Clínica de la Mujer del Sanatorio Alemán, en donde engrillada fue conducida a la sala de pre parto junto a los funcionarios de gendarmería. Ya en la habitación, un personal de carabineros se quedó en la sala observando cómo a la paciente le realizaban exámenes ginecológicos, por solicitud de personal médico accedió a quitar las esposas de los tobillos para vestir las medias de contención, sin embargo, posterior a ponerlas la volvió a engrillar.

El recurso de amparo del Instituto Nacional de Derechos Humanos describe “El funcionario también se quedó en el pabellón, donde se practicó la cesárea. La mujer dio a luz una niña, engrillada y en presencia de un funcionario de la policía”.

El 14 de noviembre de 2018 fuimos testigos de un nuevo caso de vulneración de derechos de infancia, hablamos del ataque que dio muerte al comunero mapuche Camilo Catrillanca, quien estaba acompañado por un adolecente de 15 años que fue torturado en el procedimiento.

Iba con Camilo Catrillanca en el tractor y de repente aparece Carabineros que empiezan a disparar. Camilo dice ‘agáchate que están disparando’, me agacho y después lo veo botando un líquido por la nariz (…) Me bajo del tractor, y me empiezan a pegar, y luego me suben a un carro policial” afirma el relato del adolescente M.A.P.C. El acompañante de Catrillanca fue apresado ilegalmente y violentado física y psicológicamente durante el proceso.

El director de la ONG Mente Sana, Francisco Javier Flores, en su columna Niños y niñas mapuches, el despojo de la infancia reflexiona sobre el Estudio Situación de Salud de los Pueblos Indígenas de Chile, en donde se develo que 25,5% de los suicidios en población indígena ocurre en jóvenes menores de 20 años, para tener una referencia de la población no indígena esta cifra bordea el 10%.

El suicidio constituye la primera causa de muerte en este segmento etario indígena y aunque no existan investigaciones correlacionales respecto a la militarización de la Araucania no es difícil relacionar este estado psicótico y de angustia con la política sistemática de persecución, represión y hostigamientos a los lov en resistencia.

La creencia y normativa establece que el Estado y sus instituciones deben actuar como garantes de derecho en cuanto a la seguridad de las personas, en especial de los niños. Sin embargo, nuestra historia nos demuestra que han existido y aún persisten casos de vulneración, en donde es difícil determinar si el Estado ha descuidado sus funciones o si participa activamente en el abuso hacía niños, niñas y adolescentes.

A mi parecer y en base a los testimonios antes mencionados, el Estado ha participado activamente en la vulneración y tortura a niños, niñas y adolescentes mapuches. Entendemos que la infancia se construye en base a la estructura social, desigualdad en Chile, pero en nuestro caso debemos sumar la variable colonial y racista, concepciones persistentes en el quehacer político institucional de nuestra Latinoamérica.

La invitación es a escarbar en nuestra historia y recuperar la visión y resguardo que nuestras culturas indígenas le daban a los y las menores, quienes eran garantes de la reproducción y desarrollo saludable del pueblo. Cosmovisión abolida y contrariada por los conquistadores.

Para terminar me pregunto ¿en dónde están los que proclaman los niños primero? Yo no los he visto levantando consignas por las niñas mapuches, adolescentes heridos por balines o juegos frustrados por hallanamientos. Ayer 21 de mayo nació Camila Catrillanca, pequeña que gracias al actuar racista y colonial de la policía estatal no podrá compartir con su padre, pero que estoy segura lo podrá encontrar en la historia del pueblo mapuche.

Bibliografía:

  • Manfred, L. (2017) Infancias latinoamericanas: Civilización racista y limpieza social. Ensayo sobre violencias coloniales y poscoloniales.