Antes de trabajar, cuando era menor de edad, antes incluso de saber lo que quería estudiar, siempre tuve la duda si era verdad que al trabajar en lo que uno le gusta se experimentaba felicidad y bienestar. También tenía la duda, si a la vez uno podría ser un “agente de cambio” y tener la posibilidad de generar bienestar en los demás.
Al pasar los años, después de estudiar y al comenzar a trabajar, en mi experiencia reciente, me he dado cuenta de la importancia que tiene el bienestar personal y social que se encuentra asociado al trabajo que cada persona realiza. Esto, sobre todo si éste tiene relación directa con las personas, ya que se tiene un impacto concreto positivo o negativo, en las personas con las que interactuamos día a día.
Es así como con acciones que son básicas para las personas que realizan los distintos oficios o profesiones, cosas que realizamos muchas veces monótonamente y que no valoramos más allá, puesto que es lo que realizamos todos los días, podemos ayudar a elevar aunque sea un poco el bienestar psicosocial de las personas.
Por ejemplo los profesionales del área de la educación preescolar y escolar pueden dejar huellas en sus educandos, no solo en educación formal sino que en consejos, brindando seguridad, reconociendo la importancia de su labor en el desarrollo tanto cognitivo como social de las personas, enseñar que con perseverancia y convicción se puede salir adelante y formar una sociedad más justa.
Los profesionales del área de la salud poniendo a su disposición su conocimiento o realizando acciones restauradoras. Por ejemplo un dentista modificando los dientes delanteros, realizando una prótesis para reemplazar piezas dentarias faltantes o haciendo algún procedimiento que ayude a cambiar la apariencia, puede tener un alto impacto en el estado de ánimo, mejorando el bienestar psicológico de sus pacientes. O bien un médico o un kinesiólogo ayudando a solucionar una dolencia física a un adulto mayor, ayuda a mejorar la calidad de vida de esa persona y muchas veces la de las personas que la rodean.
O por ejemplo un trabajador social o sociólogo, generando soluciones a una persona, una familia o una comunidad. Podría seguir enumerando muchas profesiones, oficios y acciones que tengan relación e impacto en la vida cotidiana de las personas.
Porque es distinto tener una persona con desánimo, actitud negativa, en disgusto con sus labores y acciones que tiene que realizar, a otra persona con pasión y vocación por su trabajo. El trabajo nos ayuda a mejorar el nivel de bienestar en las personas tanto como el nuestro, nos ayuda a sentir que nos desarrollamos, sentirnos positivos, que generamos un impacto real y positivo, que las cosas que realizamos día a día tienen un propósito.
Para terminar me gustaría destacar algunos beneficios del bienestar en el trabajo según el Observatorio de Recursos Humanos (www.observatoriorh.com):
Se indica que las personas felices en su trabajo tienen ciertas ventajas: son personas más creativas, mejores líderes, tienen más apoyo social, siendo psicológicamente más sanos y con mayor resistencia al estrés.
Este bienestar en nuestros trabajos es una relación mutua de los que realizan su trabajo y quienes son atendidos gracias a ese trabajo, una reciprocidad sociolaboral que va más allá de un simple intercambio de bienes o productos.