Una breve reflexión sobre la experiencia de mujeres en la sociedad

By Catherine Oro Reyes

Históricamente, desde el surgimiento de las sociedades, ha existido una forma de organización social que ha dominado en la conformación de éstas y ha enmarcado a la mujer como un sujeto que juega siempre un papel secundario. Esta forma de organización social es el patriarcado, el cual durante siglos ha favorecido el rol masculino, posicionándolo en la esfera de lo público, como protagonista de relaciones sociales ya sea en lo político, económico, social o cultural. En cambio, la mujer ha debido situarse obligadamente en el mundo privado, donde permanece encasillada, invisibilizada y desempeñando exclusivamente un rol doméstico, de cuidado y protección. Nuestro género fue largamente suprimido y reprimido desde tiempos remotos, pero afortunadamente en la actualidad, ya hemos podido ser testigos de la renovación y transformación de la mujer. La actual mujer, poco a poco va reivindicado su rol en la sociedad, dando pasos agigantados hacia la esfera de lo público, permitiendo la conformación de una nueva identidad, su autorrealización y la inclusión en diferentes dimensiones como, la política, salud, educación y empleo, entre otras.

“Se mueve en la escena del mundo occidental una mujer que conquistó el poder de disponer de sí misma, de decidir sobre su cuerpo y su fecundidad, el derecho al conocimiento y a desempeñar cualquier actividad” (Erazo y Maurell, 2001).

Siendo mujeres, debemos ser conscientes de que somos sujetos con autonomía, fortaleza y poder. Si así nos lo proponemos, nuestro estilo de vida puede enriquecerse cuando con nuestras propias acciones, decidimos tomar las riendas de nuestra vida y nuestros anhelos.

El camino ya está pavimentado, y como mujeres empoderadas, sólo debemos recorrerlo con seguridad y convicción para derribar las desigualdades a las que nos han sometido.